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Aquí encontrarás una selección accidental de textos literarios pertenecientes a obras clásicas de la Literatura universal. Sin otro criterio que el gusto y el azar seguidos por el profesor de Lengua Rafael Bermúdez Ortiz, el alumnado tiene la oportunidad de acercarse a algunos de los títulos y autores más célebres del canon literario occidental mediante este catálogo de citas, páginas y recortes. Ojalá disfruten tanto como el autor de su lectura.

¿Cómo aceptar la muerte de un ser querido?


Arado de campo (1820-30), Caspar David Friedrich.

Cuando perdí a mi mujer, que en paz descanse, me iba a andar por el campo para estar completamente solo. Me echaba al pie de un árbol, lloraba, clamaba a Dios y le decía tonterías, hubiera querido ser un topo, estar cubierto de gusanos, morirme, en una palabra. Y cuando me acordaba de que otros, en aquel mismo momento, estarían con sus mujercitas y las tendrían abrazadas contra su pecho, me ponía a dar golpes en el suelo con el bastón; estuve a punto de volverme loco, ni ganas de comer tenía, no se lo podrá creer, pero la sola idea de ir al café me horrorizaba. Pues bueno, poquito a poco, un día detrás de otro, primavera tras invierno y otoño tras verano, aquello se fue pasando gota a gota, grano a grano; se ha disipado, ha cesado, o mejor dicho, ha decrecido, porque queda algo siempre, claro, ahí en el fondo, no sé cómo decirle, una especie de peso aquí encima del pecho. Pero ya sé que ésa ha de ser la suerte de todos, y tampoco hay que entregarse a la desesperación ni desear uno morirse porque se mueran los demás... [...] Se fue acordando cada vez menos, a medida que se iba habituando a vivir solo. El nuevo incentivo de la independencia pronto le hizo más soportable la soledad. Ahora podía comer a las horas que quería, entrar y salir sin dar cuentas a nadie, y cuando estaba muy cansado, tenderse en la cama cuan largo era con todo el sitio para él. Se mimaba a sí mismo, se daba la buena vida y aceptaba todos los consuelos que recibía.


Págs. 24-25. Madame Bovary (1856). Gustave Flaubert. EL MUNDO, Biblioteca Millenium.