Bienvenidos

Aquí encontrarás una selección accidental de textos literarios pertenecientes a obras clásicas de la Literatura universal. Sin otro criterio que el gusto y el azar seguidos por el profesor de Lengua Rafael Bermúdez Ortiz, el alumnado tiene la oportunidad de acercarse a algunos de los títulos y autores más célebres del canon literario occidental mediante este catálogo de citas, páginas y recortes. Ojalá disfruten tanto como el autor de su lectura.

A tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo


La Celestina pintada por Picasso (1904)

Curioso discurso con el que Celestina pretende corromper la voluntad de Pármeno, criado del noble Calixto y su intermediario para lograr un buen negocio.

CELESTINA.- ¡Mala landre te mate! ¡Y cómo lo dice el desvergonzado! Dejadas burlas y pasatiempos, oye agora, mi hijo (dirigiéndose a Pármeno), y escucha, que aunque a un fin soy llamada, a otro so (soy) venida, y maguera (aunque) que contigo me haya hecho de nuevas, tú eres la causa. Hijo, bien sabes cómo tu madre, que Dios haya, te me dio viviendo tu padre. El cual, como de mí te fueses, con otra ansia no murió sino con la incertidumbre de tu vida y persona; por la cual ausencia algunos años de su vejez sufrió angustiosa y cuidadosa (preocupada) vida. Y al tiempo que de ella pasó (murió), envió por mí, y en su secreto te me encargó, y me dijo, sin otro testigo sino Aquel (Dios) que es testigo de todas las obras y pensamientos, y los corazones y entrañas escudriña, al cual puso entre él y mí, que te buscase y allegase y abrigase, y cuando de complida edad fueses, tal que en tu vivir supieses tener manera y forma, te descubriese adónde dejó encerrada tal copia (abundancia) de oro y plata que basta más que la renta de tu amo Calisto. Y porque gelo (se lo) prometí y con mi promesa llevó descanso, y la fe es de guardar más que a los vivos a los muertos, que no pueden hacer por sí, en pesquisa y seguimiento tuyo yo he gastado asaz tiempo y cuantías (dinero), hasta agora (ahora), que ha placido Aquel, que todos los cuidados tiene, y remedia las justas peticiones, y las piadosas obras endereza que te hallase aquí, donde solos ha tres días que sé que moras.
Sin duda, dolor he sentido, porque has por tantas partes vagado y peregrinado, que ni has habido provecho ni ganado deudo (pariente) ni amistad. Que, como Séneca nos dice, los peregrinos tienen muchas posadas y pocas amistades, porque en breve tiempo con ninguno no pueden firmar amistad. Y el que está en muchos cabos, no está en ninguno. Ni puede aprovechar el manjar a los cuerpos que en comiendo se lanza, ni hay cosa que más la sanidad (salud) impida que la diversidad y mudanza y variación de los manjares. Y nunca la llaga viene a cicatrizar en la cual muchas melecinas (medicinas) se tientan (prueban), ni convalece la planta que muchas veces es traspuesta (trasplantada). Ni hay cosa tan provechosa, que en llegando aproveche. Por tanto, mi hijo, deja los ímpetos de la juventud y tómate con la doctrina de tus mayores a la razón. Reposa en alguna parte. ¿Y dónde mejor que en mi voluntad, en mi ánimo, en mi consejo, a quien tus padres te remetieron? Y yo, así como verdadera madre tuya, te digo, so (bajo) las maldiciones que tus padres te pusieron si me fueses inobediente, que por el presente sufras y sirvas a este tu amo que procuraste, hasta en ello haber otro consejo mío. Pero no con necia lealdad (lealtad), proponiendo firmeza sobre lo movible, como son estos señores de este tiempo. Y tú, gana amigos, que es cosa durable. Ten con ellos constancia. No vivas en flores (en diversiones sin sustancia). Deja los vanos prometimientos de los señores, los cuales desechan la substancia de sus sirvientes con huecos y vanos prometimientos. Como la sanguijuela sacan la sangre, desagradecen, injurian, olvidan servicios, niegan galardón. ¡Guay (ay) de quien en palacio envejece! Como se escribe de la probática piscina (estanque situado delante del templo de Salomón, en Jerusalén), que de ciento que entraban, sanaba uno. Estos señores de este tiempo más aman a sí que a los suyos, y no yerran. Los suyos igualmente lo deben hacer. Perdidas son las mercedes, las magnificencias, los actos nobles. Cada uno de estos cativa y mezquinamente procuran su interese con los suyos. Pues aquéllos no deben menos hacer, como sean en facultades menores, sino vivir a su ley. Dígolo, hijo Pármeno, porque este tu amo, como dicen, me parece rompenecios (abusón, amo que no paga a sus criados), de todos se quiere servir sin merced. Mira bien, créeme. En su casa cobra amigos, que es el mayor precio mundano. Que con él no pienses tener amistad, como por la diferencia de los estados o condiciones pocas veces contezca (acontezca, suceda). Caso es ofrecido, como sabes, en que todos medremos, y tú por el presente te remedies. Que lo al que te he dicho, guardado te está a su tiempo. Y mucho te aprovecharás siendo amigo de Sempronio... 

PÁRMENO.- Celestina, todo tremo (tiemblo) de oírte. No sé qué haga, perplejo estó (estoy), por una parte, tengote por madre, por otra, a Calisto amo. Riqueza deseo; pero quien torpemente sube a lo alto, más aína (rápido) caye (cae) que subió. No quería bienes mal ganados. 

CELESTINA.- Yo sí. A tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo. 

PÁRMENO.- Pues yo con ellos no viviría contento, y tengo por honesta cosa la pobreza alegre. Y aún más te digo, que no los que poco tienen son pobres, mas los que mucho desean. Y por esto, aunque más digas, no te creo en esta parte (en esto que dices). Querría pasar la vida sin envidia, los yermos y aspereza sin temor, el sueño sin sobresalto, las injurias con respuestas, las fuerzas sin denuesto, las premias (apremios, prisas) con resistencia. 

CELESTINA.- ¡Oh hijo! Bien dicen que la prudencia no puede ser sino en los viejos, y tú mucho eres mozo.

La Celestina (1499). Fernando de Rojas