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Aquí encontrarás una selección accidental de textos literarios pertenecientes a obras clásicas de la Literatura universal. Sin otro criterio que el gusto y el azar seguidos por el profesor de Lengua Rafael Bermúdez Ortiz, el alumnado tiene la oportunidad de acercarse a algunos de los títulos y autores más célebres del canon literario occidental mediante este catálogo de citas, páginas y recortes. Ojalá disfruten tanto como el autor de su lectura.

Oda a la vida retirada


Joachim Patinir. Paisaje con san Jerónimo (1516-17)

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!

No cura si la fama canta
con voz su nombre pregonera
no cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado;
si, en busca de este viento,
ando desalentado,
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste (este) mar tempestuoso.

Un no rompido (roto) sueño, 
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura, 

desde la cumbre airosa 

una fontana pura 

hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego, sosegada, 

el paso entre los árboles torciendo, 

el suelo de pasada 

de verdura vistiendo 

y con diversas flores va esparciendo.

El aire del huerto orea 

y ofrece mil olores al sentido; 

los árboles menea 

con un manso ruïdo 

que del oro y del cetro pone olvido.

Téngase su tesoro 

los que de un falso leño se confían; 

no es mío ver el lloro 

de los que desconfían 

cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena 

cruje, y en ciega noche el claro día 

se torna, al cielo suena 

confusa vocería, 

y la mar enriquecen a porfía.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada (abastecida)
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro (pluma) sabiamente meneado.




Oda a la vida retirada (1557-83 aprox.) Fray Luis de León