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Aquí encontrarás una selección accidental de textos literarios pertenecientes a obras clásicas de la Literatura universal. Sin otro criterio que el gusto y el azar seguidos por el profesor de Lengua Rafael Bermúdez Ortiz, el alumnado tiene la oportunidad de acercarse a algunos de los títulos y autores más célebres del canon literario occidental mediante este catálogo de citas, páginas y recortes. Ojalá disfruten tanto como el autor de su lectura.

¿Cómo sobrevivir a un hijo?


Inicio de la película El turista accidental (1988), de Lawrence Kasdan

-¡Macon! ¿Qué haces aquí? Él le entregó la carta.
Ella la cogió y la abrió con ambas manos [...]. Leyó y luego levantó la vista hacia él.
Macon vio que lo había hecho todo mal.
-El año pasado -dijo- perdí... sufrí una .. pérdida, sí, perdí a mi...
Ella continuó mirándolo a la cara.

-Perdí a mi hijo -concluyó Macon-. Estaba... fue a una hamburguesería y entonces... llegó un atracador y le disparó. ¡No puedo ir a cenar con gente! ¡No puedo dar conversación a sus niños! No insistas. No quiero ser brusco contigo, pero es que no me siento con fuerzas, ¿entiendes?
Muriel lo cogió suavemente de una muñeca y tiró de él hacia el interior de la casa, todavía sin abrir la puerta del todo, de modo que Macon tuvo la sensación de deslizarse a través de algo, de evadirse de algo subrepticiamente. Ella cerró la puerta tras él. Lo rodeó con los brazos y lo abrazó. 
            
-Cada día me digo que ya es hora de superarlo -dijo él por sobre la cabeza de ella-. Es lo que la gente espera de mí. Antes me ofrecían su condolencia pero ahora ya no; ni siquiera mencionan su nombre o creen que ya es hora de que mire hacia adelante. Pero si algo ha cambiado, ha sido para peor. El primer año fue una pesadilla; por las mañanas iba directo a la puerta de su cuarto antes de acordarme de que no estaba allí para despertarlo. Pero este segundo año es real. Ya no voy a la puerta. A veces he dejado pasar un día entero sin pensar en él. En cierto modo esta ausencia es más terrible que la primera. Y podría suponerse que recurriría a Sarah, pero no, sólo nos hacemos año. Me parece que ella cree que de algún modo yo podía haber evitado lo que pasó... , está tan acostumbrada a que le organice su vida. Me pregunto si todo esto no habrá hecho más que sacar a la superficie la verdad sobre nosotros, lo distanciados que estamos. Me temo que nos casamos precisamente porque estábamos distanciados. Y ahora me siento lejos de todo el mundo; ya no tengo amigos y todas las personas me parecen triviales y tontas y sin relación conmigo.

Ella tiró de él a través de una sala de estar donde las sombras se cernían alrededor de una solitaria lámpara de abalorios, y una revista yacía en un sofá viejo. Lo guió escaleras arriba hasta un dormitorio donde había una cama con armazón de hierro y una cómoda barnizada de color naranja.

- Yo -dijo él-, espera. No es esto lo que quiero.
- Sólo duerme -le dijo ella-. Échate y duerme.
Eso parecía razonable.

Le quitó el chaquetón y lo colgó en un armario tapado por un largo de sábana floreada. Se arrodilló y le desató los zapatos. Él se los quitó dócilmente. Ella se levantó para desabrocharle la camisa mientras él, pasivo, seguía en pie con los brazos caídos a los lados. Después colgó sus pantalones en el respaldo de una silla. Él se dejó caer en la cama y ella lo tapó con una colcha delgada y ajada que olía a grasa de tocino.

Luego la oyó moverse por el resto de la casa, apagando luces, abriendo grifos, murmurando algo en otra habitación. Volvió al dormitorio y se detuvo delante de la cómoda. Se oyó el tintineo de unos pendientes en una cajita. La caja que llevaba era de seda vieja y estropeada, del color del jerez. Se ataba en la cintura con un cordón trenzado y en los codos se veían algunos zurcidos. apagó la luz de la lámpara. Entonces se acercó a la cama, levantó la colcha y se deslizó debajo. Él no se sorprendió cuando la notó apretarse contra él.


Págs. 262-263. El turista accidental (1985). Anne Tyler. Punto de Lectura.