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Aquí encontrarás una selección accidental de textos literarios pertenecientes a obras clásicas de la Literatura universal. Sin otro criterio que el gusto y el azar seguidos por el profesor de Lengua Rafael Bermúdez Ortiz, el alumnado tiene la oportunidad de acercarse a algunos de los títulos y autores más célebres del canon literario occidental mediante este catálogo de citas, páginas y recortes. Ojalá disfruten tanto como el autor de su lectura.

La isla que nunca volverá


Portada de Jordi Vila Delclós para la edición de La isla del Tesoro publicada por Anaya en 2014,
y que incluye el prólogo al que pertenecen estas palabras escritas por Fernando Savater.

¿No es curioso? El joven Stevenson en Braemar, al norte de la isla septentrional en que nació, inventó otra isla en el Sur (o situó allí la isla diseñada por su ahijado) donde nunca llovía, el clima era cálido y se podía dormir al raso. También había un tesoro, pero eso quizá es lo de menos, porque tesoros hay en todas partes y lo importante es aprender a buscarlos y a merecerlos: esa es la lección que se trajo Jim Hawkins en el viaje de regreso a casa. Años después, un Robert Louis Stevenson mayor, aunque no viejo (porque el advocatus iuventutis nunca conoció la ancianidad y hasta escribió con razón que todos los hombres mueren jóvenes), se trasladó a las lejanas islas del Pacífico Sur y desde una de ellas, que hoy alberga su tumba, escribió algunos relatos evocando las tierras húmedas y nubladas de su vida anterior: la isla a la que nunca volvió. Inventó así una isla irrecuperable y obvia que va y viene, una isla de soles y sombras, donde siempre llueve y siempre reina la bonanza, la isla del escalofrío y del hogar, la que nunca perdemos, la que no sabemos dónde está. Uno de sus lectores, J. M. Barrie, la llamó «la isla de Nunca Jamás». Está trillada por los anhelos y sembrada por la imaginación. Hacia ella partimos cuando somos aún demasiado jóvenes para saber lo que dejamos atrás, y a ella volvemos irremediablemente quizá cuando ya es tarde para recobrar nada y solo nos queda un último tesoro por desenterrar: la nostalgia.
Fernando Savater (2014)


Ilustración de Jordi Vila Delclós para la editorial Anaya