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Aquí encontrarás una selección accidental de textos literarios pertenecientes a obras clásicas de la Literatura universal. Sin otro criterio que el gusto y el azar seguidos por el profesor de Lengua Rafael Bermúdez Ortiz, el alumnado tiene la oportunidad de acercarse a algunos de los títulos y autores más célebres del canon literario occidental mediante este catálogo de citas, páginas y recortes. Ojalá disfruten tanto como el autor de su lectura.

El beso de buenas noches


Marcel Proust, autor de Por el camino de Swann (1913), retratado en 1887, cuando tenía 16 años,

Mi único consuelo, cuando subía a acostarme, era que mamá vendría a darme un beso una vez que estuviese metido en la cama. Pero esa despedida duraba tan poco, y volvía a bajar ella tan deprisa, que el momento en que la oía subir, y en que luego, por el corredor de doble puerta, avanzaba el ligero rumor de su vestido de jardín de muselina azul del que colgaban unos cordoncillos de paja trenzada, era para mí un momento doloroso. Anunciaba el que había de seguirle, cuando me habría abandonado, cuando habría vuelto a bajar. De modo que llegaba a desear que aquellas buenas noches que tanto amaba viniesen lo más tarde posible, para que se prolongara el tiempo de tregua en que mamá aún no había venido. A veces, cuando después de haberme dado un beso abría la puerta para irse, deseaba llamarla, decirle «dame otro beso», mas yo sabía que al instante pondría cara de enfado, porque la concesión que hacía a mi tristeza y a mi agitación subiendo a besarme, trayéndome aquel beso de paz, irritaba a mi padre, que consideraba absurdos aquellos ritos, y a ella le hubiese gustado tratar de hacerme perder su necesidad, su hábito, en vez de dejarme adoptar el de pedirle, cuando ya estaba en el umbral de la puerta, un beso más. Y verla enfadada destruía toda la calma que un momento antes me había aportado, cuando, inclinando hacia mi cama su rostro cariñoso, me lo habla tendido como una hostia para una comunión de paz de la que mis labios sacarían su presencia real y el poder para dormirme. Pero aquellas noches en que mamá, en suma, se quedaba tan poco en mi cuarto eran dulces todavía en comparación con aquellas otras en que había gente a cenar y en que, por ese motivo, no subía a darme las buenas noches.


Págs. 15-16. Por el camino de Swann (1913). Marcel Proust. Valdemar.