Escena final de Léolo (1992), película canadiense dirigida por Jean-Claude Lauzon. El fragmento está en francés -versión original-, pero el texto más interesante que recita el narrador aparece aquí traducido para facilitar la tarea del lector. Atentos a la musicalidad y gravedad de la voz original.
Porque sueño yo no estoy loco
Porque
sueño, yo no lo estoy.
Porque
sueño, sueño.
Porque
me abandono por las noches a mis sueños,
antes de que me deje el día.
antes de que me deje el día.
Porque
no amo.
Porque
me asusta amar, ya no sueño.
Ya
no sueño.
A ti, la dama. La audaz melancolía,
que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú que
atormentas mis noches, cuando no sé qué camino de mi vida tomar. Te he pagado
cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño, sólo me quedan las cenizas de
una sombra de la mentira que tú misma me habías obligado a oír, y la blanca
plenitud no era como el viejo interludio. Y sí una morena de finos tobillos que
me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí. Y que no me dejó más que
el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad.
...E iré a descansar, con la cabeza
entre dos palabras, en el valle de los avasallados.
Léolo
(1992). Jean-Claude Lauzon